La tarea de crearse y renovarse y volverse a crear a cada instante. La continua tarea de mirar a ver quién somos y creer que somos alguien. Eso es escribir... un intento de volver a recrearse, un intento de encontrarse...

jueves, 4 de febrero de 2010

CALLAR LA MUERTE


Yo te exijo que calles esta muerte
porque cantarla cuesta media vida,
porque la noche danza ya perpetua
y me sangra en la sangre su agonía.
Que este tiempo buscándome las manos
lo gastaste hace tiempo, muy vencido.

Y yo exijo que nunca más intentes
inventar la distancia irrepetible,
o acudir a los besos, como a un prado,
y sentarte a ver todo en tus rodillas…

¡Que no quiero mirarte! ¡Que no quiero!
Ya en mis manos no caben más heridas,
y la tierra desnuda, es la que aguarda
esperando el adiós, que no termina.

Y si el tren pasa pronto, ¡pronto vete!
Antes que exija amarte en otra vida…
Estos son una muestra de los poemas que están incluidos en mi primer libro El Vandalismo del Lirio, el cual se publicará en las próximas semanas...
SI ESTA TARDE

Si esta tarde te mueres
inminente, en mi noche,
y tus pies tan desnudos
aún alcanzan el mar…

Si mienten las campanas
cuando cruzas la calle,
y esta hora no es hora,
solamente es abril…

Si caes de madrugada
en la ausente avenida
del oeste a mi cuerpo,
y finges que te vas…

Si lloras en mi aldea ,
si imitas tu camino,
si mi sangre se opone,
y se opone, y se opone
a que puedas partir…
CONOCERTE UNA NOCHE


“Es Tu mano, Señor, la que pinta milagros,
la que entrega la muerte como última marea…”
Laureano Albán


¡Olvidarte es la sombra,
y creerte es locura!

No se pueden callar
Tus anhelos contiguos
de más fuego en mi voz,
Tus orillas desnudas
preguntando en las noches
¿dónde estoy para orar?

Yo, vencida te miro.
Y me pierdo en los mitos
ay, continuos de Tus ojos y el mar.

¡Que el olvido es tan ciego
que no puede volar!

No, no puedo ¡lo juro!
conocerte una noche,
y otra noche
ay, dejarte de amar…
INDIGENTE DE FLORES


Me reclino en tu nombre,
en tu noche contigua,
donde el mar sólo es mar
y tu duda, silencio…

Y te espero creyendo
en el altar desnudo
que refugian tus labios,
en la antigua promesa
de benditas mentiras
que arrojaste vencido…

Yo te creo, lo prometo,
si has creído en mi credo,
¿Cómo no perdonarte?
Compadezco tu historia
cuando buscas un ángel
y no encuentras azul…

Es de noche, de nuevo:
por ahí andas, ¡Dios mío!
Indigente de flores,
intentando existir…