INDIGENTE DE FLORES
Me reclino en tu nombre,
en tu noche contigua,
donde el mar sólo es mar
y tu duda, silencio…
Y te espero creyendo
en el altar desnudo
que refugian tus labios,
en la antigua promesa
de benditas mentiras
que arrojaste vencido…
Yo te creo, lo prometo,
si has creído en mi credo,
¿Cómo no perdonarte?
Compadezco tu historia
cuando buscas un ángel
y no encuentras azul…
Es de noche, de nuevo:
por ahí andas, ¡Dios mío!
Indigente de flores,
intentando existir…
No hay comentarios:
Publicar un comentario