Nace de pronto.
Como un pueblo indefenso entre mis labios.
Como una flecha ciega de lamentos.
Como un gemido franco y amarillo.
Nace en mi cuerpo,
y se queda a vivir en mi alameda
recorriendo mis locas margaritas
apostando a que sigue otra mañana.
No me sabe al silencio
de mentira piadosa,
ni a la corte encendida
que me espera y me juzga.
Me parece que sigue
intentando otra aldea,
otra casa, otro sueño
imitando un espejo...
Me parece que quiere nacer,
y que yo no lo quiero,
no lo
quiero…
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