Me traicionas tarde adentro.
Y recibo las migajas
de tu sed que no me espera…
Me devuelvo a la mañana:
a esa llaga de verano
que ha prohibido las orquídeas
en la sala de mi cuerpo.
Y me embriago con tu olvido
con la sal que hay de tu nombre.
Y me muero sin tu muerte,
casi azar de alguna tarde…
Agosto, 2010
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